La adolescencia
SERVIGINOBST
La adolescencia
La ginecología infantil es una subespecialidad nacida de la pediatría y de la ginecología general.
Primera consulta
Del éxito de la primera consulta ginecológica dependerá que la niña o adolescente continúe controlándose con el médico y, de este modo, pueda cuidar su futuro reproductivo.
Un error frecuente de los padres es pensar que los genitales infantiles o adolescentes no pueden presentar patologías. Por eso, ante una anomalía específica, no saben a quién pedir ayuda.
La ginecología infantil es una subespecialidad (nacida de la pediatría y de la ginecología general), a la que llegan bebés, niñas y adolescentes, generalmente derivadas por el su pediatra. Infecciones, malformaciones o problemas del desarrollo son sus principales temas de estudio. La idea es hacer un diagnóstico oportuno, antes de que la mujer adulta se encuentre con posibles problemas de reproducción.
Si no presenta anomalías previas, es conveniente que la niña visite al ginecólogo infantil cuando su pediatra en su control habitual se lo indique o manifieste alguna duda acerca del desarrollo normal.
Preferentemente antes de su primera menstruación.
Del éxito de la primera consulta dependerá que existan sucesivas visitas, y si esto se logra, la niña tendrá un valioso apoyo en el ginecólogo, quien le ayudará a transitar las sucesivas etapas de su vida: adolescencia, noviazgo, matrimonio, embarazo, control de natalidad, climaterio y senectud.
Ya en la sala de partos la recién nacida vive el primer examen ginecológico.
El neonatólogo inspecciona los genitales de la niña para evaluar su normalidad. Luego, al pediatra le corresponde realizar chequeos periódicos para detectar a tiempo anomalías anatómicas o infecciosas. Las pacientes, por lo general, consultan al ginecólogo infantil cuando presentan un problema específico que el pediatra no puede resolver o cuando la madre cree que el problema amerita atención especializada.
Para las niñitas más pequeñas, la visita al ginecólogo infantil no genera mayores problemas, aceptan perfectamente el examen y son muy pocos los casos en que se manifiesta resistencia. Las adolescentes, en cambio, suelen mostrar un poco más de vergüenza.
La primera visita al ginecólogo suele despertar angustia y fantasías por:
* Falta de información adecuada.
* Temor a mostrar los genitales.
* Temor al dolor que el examen pueda producir.
* Temor al traumatismo que el instrumental pueda generar.
* Vergüenza de exponer los cambios corporales y que éstos sean juzgados por el médico.
Prudencia y delicadeza son primordiales
La comunicación debe ser muy estrecha
La prudencia y delicadeza por parte del médico debe ser primordial. Previo al examen físico, es fundamental llegar a un buen acercamiento con la niña y con la madre o su padre. Esa comunicación debe ser muy estrecha y complementarse con información y educación, para que madre y padre e hija estén enterados de lo que se trata. Es importante lograr un espacio de privacidad e intimidad.
La madre o el padre debe estar presente en la consulta, y tomar conciencia de su rol activo en el desarrollo de su hija adolescente. Saber lo útil que es la figura de madre en la adquisición de la identidad femenina de su hija. La primera visita al ginecólogo es una gran ocasión para fortalecer el vínculo madre-hija /o padre-hija según el caso.
Las consultas más frecuentes a un ginecólogo infantil pueden ser por:
* Infecciones vaginales.
* Sangramientos.
* Traumatismos.
* Quistes
* Tumores
* Problemas de desarrollo, como Telarquia (desarrollo de las mamas) o Pubarquia (desarrollo de vello pubiano) precoz
* Dolores abdominales
* Malformaciones